28/3/10

Capitulo 7: ESTRATEGIAS METODOLOGICAS de Ciudad Alterna

CIUDAD ALTERNA, no pretende descubrir la ciudad únicamente desde lo real de los otros, sino que es una propuesta de reconocimiento de la ciudad desde una proyección imaginaria. Es decir, la pretensión es que nos-otros, aquellos que vivimos la ciudad desde unas condiciones especificas, nos acerquemos a ese otro (transeúnte, habitante de la calle, vendedor, discapacitado, secretaria, ejecutivo, estudiante…), tomemos su posición y dejemos que nuestro imaginario, nuestro propio cuerpo viva las calles, las rampas, las escaleras de la ciudad. Semejante operación mental y corporal, pretende producir transformaciones sobre la misma urbe, al tiempo que posibilita unas reflexiones y unas narrativas personales que van a dar marco a transformaciones personales y sociales.
Este proceso de asumir la posición de otro, aunque pueda parecer ficcional, es un ejercicio que permite articular realidades. Para Marc Augé, la ficción, desde un punto de vista antropológico, es interesante por tres razones:
…por sus relaciones con la imaginación individual que la concibe o que la recibe; por sus relaciones con el imaginario colectivo que puede utilizar y contribuye también a enriquecer y a modificar; y finalmente, con respecto a las relaciones que mantiene con el exterior, ligadas allí de una u otra manera: la historia, la psicología, lo social, lo religioso. (Auge, 1999:7).
Así, el hecho de poder sumergirnos en la ficción, recogiendo los imaginarios individuales de algunos urbanitas, nos puede dar luces sobre lo que sucede en lo social, y puede generar cambios en la forma de relacionarnos con los otros. La propuesta con CIUDAD ALTERNA y el aporte de la Educación Experiencial, es el poder vivir la ciudad como una aventura, como un espacio para el disfrute, para el aprendizaje, ya que como lo plantea Jordi Borja:
La ciudad debe construirse contra el miedo a salir del marco protector del entorno familiar conocido, venciendo el riesgo de meterse en el ruido y la furia urbanos, superando las frustraciones que comporta no obtener inmediatamente todo lo que las luces de la ciudad parecen ofrecer…La ciudad sólo es plenamente educadora si se puede vivir como una aventura, como una iniciación. La persona libre es aquella que siente que, a su manera, ha conquistado la ciudad. (Borja, 2000:13).
Y como la ciudad es diversidad, pues la propuesta es adentrarnos en ella y perdernos, vivir la aventura que nos trae lo desconocido, retomando en este punto la frase de Walter Benjamín: “Importa poco saber orientarse en una ciudad. Perderse, en cambio, en una ciudad como quien se pierde en el bosque, requiere aprendizaje”.
Aprender a perderse significará que se está inmerso en la turbulencia de la ciudad y a partir de esta turbulencia comprender su topografía, saber de una manera provisional y parcial como trazar sus mapas, y saber, luego, cómo perderse en ellos. En un primer momento con las diferentes actividades y retos del programa, se propende por acudir a lo “afectivo-actitudinal”, (Gómez Mejia, 1997: 46), uno de los recursos utilizados para hacer visibles situaciones y contextos. Así el urbanita se ve así mismo y toma distancia de su propia forma de actuar. De esta manera se puede hacer visible un comportamiento, lo que incluye permitirnos ver y sentir algunas de sus consecuencias, la forma como afecta a otros y la dimensión de los problemas que origina en nuestro entorno.
Ya en un segundo momento, entra en juego lo cognitivo-racional, en un ejercicio de reflexión personal y grupal y de construcción de narrativas que parten de las experiencias tenidas. Este se da como un paso necesario para llegar a la comprensión de lo que se está haciendo y para poder emprender cambios y llenar de sentido lo que hacemos.
Después de cada acción se desarrolla una reflexión en pequeños grupos o en forma plenaria. Las experiencias vividas por los participantes son el punto de partida de la discusión; los participantes formulan sus propias experiencias e identifican aquellos aspectos en los cuales quieren profundizar. Las vivencias se deben transformar en experiencias con significado y de ahí apuntar hacia cambios positivos en el comportamiento.
Por su parte el facilitador debe establecer un adecuado balance entre sus intervenciones y el espacio libre para que los participantes reconozcan y expresen sus pensamientos, sentimientos y aprendizajes.
Los resultados de las reflexiones determinan muchas veces el ulterior desarrollo del proceso ya que un taller de CIUDAD ALTERNA, no puede estar definido 100% en la planeación de todos sus aspectos, sino que se deja siempre espacio libre para nuevos desarrollos; así mismo el programa debe corresponder con las expectativas y posibilidades de aprendizaje de los participantes.
Por eso generamos condiciones, en las que los participantes tienen la posibilidad de experimentarse, de sentir su propio poder de acción y tomar la responsabilidad por una gran parte de su vida.
Las acciones realizadas en la ciudad generan la posibilidad de descubrir rincones nuevos de cosas conocidas y ordinarias. Esto amplia la visión, agudiza los sentidos y nos deja entrever todo lo que puede ser posible en nuestra vida.
Ponemos tareas en grupos pequeños o individuales, que significan un desafío para ellos y que generan al individuo la posibilidad de tener conocimiento de sus límites en varios campos. Todo esto es voluntario. Cada experiencia se prepara en grupo y se discute después para intercambiar las experiencias y todas las diversiones e impresiones. Después descansamos para reflexionar sobre todo lo que pasó.
Marian Rios 2010

30/10/09

Capitulo 6: ACUERDOS DE VALOR

En la vivencia de CIUDAD ALTERNA, se invita a los participantes a que lleven a cabo una serie básica de compromisos físicos y emocionales que posibilitan el adecuado desarrollo de las actividades y el logro de los objetivos.
Salir de la zona de comodidad:
Arriesgarse a estar en una situación diferente, con el fin de medir mis propios alcances y limitaciones. Proceso vital para los procesos de aprendizaje.
Cultura Ciudadana:
Respetar las normas ciudadanas y las normas propias del programa como no llevar celular, dinero ni objetos de valor.
Involucrarse en la experiencia:
Estamos en una vivencia única, permitámonos disfrutar de nuestras emociones, de las personas con las que nos encontremos y de todo lo que nos ofrece la ciudad. Démonos la posibilidad de despertar la percepción sensorial y ampliar la conciencia,
Optimizar el tiempo:
Concentrémonos en el reto a realizar, aprovechando al máximo el tiempo que ya se tiene estipulado para el buen desarrollo del programa.
Cuidarse a sí mismo y a los demás:
No nos separemos de nuestro grupo, estemos pendientes de la seguridad física y emocional de nuestros compañeros y de las personas que habitan la ciudad.
Respeto a la Diversidad:
El encuentro con personas de diferentes culturas, etnias y estilos de vida, es uno de los ejes centrales del programa. El lograr aprender y valorar a los otros se convierte en el compromiso y objetivo principal. Marian Ríos

13/8/09

Capítulo 5: ELEMENTOS CLAVE DE CIUDAD ALTERNA

En este capítulo vamos a ver los elementos que tienen una importante relevente dentro del proceso de Ciudad Alterna.
La persona Las actividades desarrolladas en Educación experiencial se caracterizan en general por ser acciones de grupo, mientras que en CIUDAD ALTERNA, el grupo juega un papel de contenedor, se puede decir que el grupo es una reunión o punto de encuentro de individuos. Los procesos de aprendizajes y el descubrimiento de fortalezas y debilidades personales tienen un mayor espacio y adquieren una dimensión fundamental, las tareas y actividades se limitan generalmente a pequeños grupos de 2 o 3 integrantes.
El grupo Acá los participantes pueden intercambiar sus ideas y experiencias, dar apoyo al otro o hablar sobre problemas que aparecen. Durante las actividades se conocen los participantes de otra manera y se generan posibilidades de experimentar nuevas posiciones en un grupo.
Los facilitadores Durante las experiencias los facilitadores tienen la responsabilidad de generar espacios de aprendizaje en la ciudad, aprovecharlos es la tarea de los participantes. En el transcurso del taller se entrega la estructura del programa, pero los facilitadores se quedan con la responsabilidad de proteger al grupo de peligros existenciales y generar un ambiente propicio para el aprendizaje.
La Seguridad Las actividades extraordinarias en la Ciudad, requieren un concepto de seguridad desde la confianza y la auto responsabilidad. Sin embargo, es esencial realizar un proceso de Administración de Riesgos en donde se minimicen al máximo y en dónde sepamos reaccionar ante cualquier eventualidad. Cuestionarios médicos antes de cada taller, medidas de seguridad profesionales por cada acción, pedir permiso a las autoridades competentes de las zonas, diseñar protocolos de emergencia en casos de robo, accidentes, perdida, seguro de accidentes y robo, y entrega de mapas para la ciudad son algunos ejemplos de los estándares de seguridad que se utilizan.
Marian Ríos

14/5/09

Capítulo 4: BENEFICIOS DE CIUDAD ALTERNA

• Los talleres de CIUDAD ALTERNA facilitan nuevas experiencias e impresiones. La mayoría de las veces no son las cosas espectaculares que siguen produciendo efecto, sino las cosas pequeñas que tienen una conexión con la vivencia en el grupo y el sentimiento: “Yo logré algo”.
• Los participantes aprenden como llegar a conocimientos e informaciones para realizar sus ideas, o mejor dicho: Aprenden a aprender.
• La confianza en las propias posibilidades que se desarrollan durante el taller con CIUDAD ALTERNA, es la base de la iniciativa propia, responsabilidad, tolerancia y sirve para encontrar finalmente los propios espacios dentro del grupo social.
•La intensidad emocional, la efectividad en las tareas y la reafirmación por parte del facilitador, el grupo y el medio ambiente, apuntan hacia efectos terapéuticos.
•En el contexto de CIUDAD ALTERNA, la aventura está expresada en vivenciar, observar y experimentar conscientemente lo nuevo, lo inacostumbrado y también lo conocido pero desde una perspectiva más objetiva.
•Está fundamentado en valores que favorecen el desarrollo de nuestro potencial, ya que se da en un contexto positivo y productivo en donde se redefinen conceptos a través de un análisis profundo de uno mismo, teniendo la oportunidad de experimentar y verificar el aprendizaje y su aplicación al entorno social, familiar y personal de una manera inmediata.
•Enfrenta real y metafóricamente a muchos retos de la vida.
•Facilita una oportunidad para cuestionar patrones habituales de percepción y comportamiento.
•Permite confrontar algunos prejuicios y creencias, que, a través del temor, impiden cambiar y liberar muchas habilidades y posibilidades.
•Permite vivenciar la experimentación como vehiculo del conocimiento.
Marian Ríos

5/3/09

Capítulo 3: PRINCIPIOS BÁSICOS CIUDAD ALTERNA

El programa CIUDAD ALTERNA, se basa en seis principios básicos , que nos permiten adentrarnos en la calle, en la urbe, con la confianza suficiente para poder asumir los riesgos que la actividad misma nos impone. Estos principios son:
. La ciudad como escenario:
Este principio posibilita la utilización de diferentes espacios que ofrece la ciudad: sus instituciones, sus calles, sus espacios públicos, sus barrios.
“Caminando por la ciudad, los demás se ven, se respiran, se distinguen. La ciudad es diversidad, de actividades y de personas. Los que viven y los que van y pasan por ella" (Borja, 2000).
La ciudad es un escenario que posibilita el acercarnos a otras realidades, un medio que lleva a la confrontación directa con nuestros imaginarios y con lo real que nos ofrecen los otros. Pero también es el objetivo en sí misma, ya que es ella la que inspira, la que se re-crea, la que se des-cifra con cada trayecto.
• Los otros-habitantes de la ciudad vistos como especialistas / protagonistas:
El ejercicio está lleno de encuentros con los otros que habitan la ciudad. Encuentros que son el punto de partida para la resignificación de prácticas e imaginarios. Los otros que están en la ciudad, son los especialistas en el conocimiento de la misma, son los que nos dan una perspectiva diferente del transitar por ella, sus calles, sus texturas, sus sonidos, sus olores, sus imágenes. Ellos son quienes nos muestran una nueva cara de nuestra ciudad y al permitir que tomemos su lugar en un acto del "como sí", posibilitan que enriquezcamos nuestras propias imágenes sensoriales y emocionales de ella, así mismo nos devuelven imágenes de nuestro yo, como en una proyección especular.
Todos somos responsables de la inclusión social:
En CIUDAD ALTERNA, se posibilitan diversos encuentros que abren espacios a pensar en la responsabilidad que tenemos todos en la inclusión del otro dentro del ámbito social. Inclusión vista en términos de poder vivir juntos en un espacio en el cual nos podamos integrar desde las diferencias. Es decir, no se privilegia la homogenización, por el contrario se resaltan las diferencias como una manera de lograr construcciones interpersonales nuevas y ricas, que lleven a ver una ciudad compleja en la cual se pueda vivir junto al otro.
• La reflexión mediatizando la acción:
La acción pura en sí misma no podría mirarse en este contexto como un objetivo. El poder construir narrativas y reflexiones sobre lo vivenciado, nos abre el camino para poder fortalecer nuestra experiencia de vida. Los encuentros con los otros y las actividades del "como sí", confrontan a los participantes con sus propias posibilidades y limitaciones. Las tareas desarrolladas o experiencias vividas, no se deben quedar en la acción pura, sino que deben llegar a la reflexión. Las vivencias se deben trasformar en experiencias con significado y de ahí apuntar al poder des-cifrar la ciudad, sus posibilidades, sus barreras, al tiempo que nos hacemos conscientes de nuestros imaginarios, nuestras limitantes y nuestros sentidos al entrar en ella.
• Transferencia a lo cotidiano:
El hecho de sumergirnos concientemente en la ciudad, permite un lazo con nuestra cotidianidad y con otras cotidianidades esenciales para fortalecer tejido social. Esto representa un punto esencial en el programa, ya que se trata de la transferencia de la experiencia de CIUDAD ALTERNA a la vida cotidiana de los participantes. Quienes en compañía de los facilitadores buscan las posibilidades de aplicar lo aprendido en las experiencias vividas, fuera del contexto del programa.
Ecología urbana:
La ciudad es nuestro hábitat, es nuestra naturaleza, sin embargo nos anestesiamos ante sus realidades. La protección del medio ambiente, es parte fundamental de todos los programas basados en los principios de la Educación Experiencial. La ciudad, escenario de esta experiencia, es una construcción humana, es nuestra naturaleza. La idea es que el participante se apropie de su entorno, de la calle que siempre recorre, que pueda ver alternativas esenciales para estar en el espacio, al tiempo que pueda protegerlo.
Marian Ríos

17/2/09

Capítulo 2: EL PROPÓSITO DE CIUDAD ALTERNA

La ciudad es promiscua, allí confluyen el todo con el todo, logrando desvanecer las fronteras del reconocimiento –nadie sabe que es nada, por ejemplo la ciudad está atiborrada de imágenes, vallas, pancartas, avisos, casas, edificios, tiendas y cuerpos multicolores que desfilan por una pasarela que no los observa; los mimos se levantan y montan la variedad de escenarios sin espectadores, porque cada quien está montando su propia obra. Esta indiferencia, si así se le quiere llamar de la que hablo, es muy distinta cuando se transita la ciudad en condiciones diferentes, como las que me posibilitó Ciudad Alterna” Natalia Álvarez. Participante
La ciudad se convierte, en un medio que posibilita el acercarnos a otras realidades, un medio que lleva a la confrontación directa con nuestros imaginarios y con lo real que nos ofrecen los otros. Pero también es el objetivo en si misma, ya que es ella la que inspira, la que se re-crea, la que se des-cifra con cada trayecto. El programa “CIUDAD ALTERNA”, atento a la naturaleza de las ciudades, compuestas por lo urbano, un complejo sistema de elementos sociales, históricos, políticos, económicos, ideológicos y culturales, pretende contribuir en la construcción de caminos y posibilidades que lleven a los urbanitas a la comprensión de la dinámica urbana, al tiempo que permita llenar de sentido cada práctica social. Los programas en la Ciudad, quieren mostrar, que el aprendizaje autónomo puede ser divertido y cautivador. Su objetivo es generar procesos didácticos con efectos duraderos a través de la experiencia conciente de situaciones especiales y la confrontación con desafíos autoelegidos. (City Bound, 2006). Por esto se envía a los participantes a distintas tareas en la ciudad, con las cuales ellos aprenden voluntariamente y con carácter de juego sus propios límites. Se quiere animar a las personas a que realicen sus propios ideas y sueños:
“Las aventuras más grandes son las que he elegido yo mismo”.
CIUDAD ALTERNA propone vivir la ciudad como un espacio para el encuentro con el otro habitante de la urbe y con el sí mismo a partir del redescubrimiento de múltiples percepciones y visiones. La propuesta se ha convertido en una estrategia excepcional de trabajo grupal y personal, desde la cual podemos, al tiempo que lograr una confrontación personal con nuestro mundo interior, posibilitar la construcción de un tejido social integrador de las diferencias individuales. A través del programa se descubre que es posible a partir de la experiencia personal en la ciudad, abrir la gama de posibilidades de vida. PROPOSITO DEL PROGRAMA Promover procesos de aprendizaje y movilización personal y social desde la focalización en tres puntos esenciales:
1. Posibilitar una mirada interior profunda a partir de lo que me reflejan los otros de la cotidianidad urbana:
. Generando narrativas que permitan y estimulen la autoreflexividad personal y la construcción de identidades, a partir de las experiencias de ciudad y del encuentro con el otro. . Estimulando positivamente el desarrollo personal, al ofrecer a los participantes diferentes posibilidades de autodescubrirse y confrontarse en torno a sus relaciones.
2. Sensibilizar a la diversidad cultural, aproximándonos a la vida diaria en escenarios urbanos:
• Haciendo visibles situaciones y contextos específicos, para lograr darnos cuenta de las consecuencias y las formas como afecta a otros, nuestros más arraigados comportamientos. • Propiciando experiencias de vida que abran espacios para la reflexión y la comprensión de los diversos universos culturales que se dan cita en las ciudades, adquiriendo responsabilidad en cuanto a la inclusión social.
3. Contribuir en la construcción de caminos y posibilidades que lleven a los ciudadanos a la comprensión de la dinámica urbana, al tiempo que permita llenar de sentido cada práctica social:
• Viviendo y confrontando la ciudad desde diferentes vías y ópticas, al ofrecer posibilidades de reflexión, encuentro y participación de los habitantes de la ciudad con su entorno urbano. • Redescubriendo espacios y características de la ciudad de tipo social, geográfico, político y cultural, que llevan a plantear nuevas respuestas y comportamientos ante los códigos y esquemas aprendidos, por medio del aprovechamiento de situaciones ricas en contrastes y de retos en la cotidianidad.
Marian Rios

16/1/09

Capitulo 1: EL ESCENARIO: LA CIUDAD Y LO URBANO

“Cuando uno decide adentrase en la ciudad y efectuar un recorrido laberíntico por la misma, está expuesto a romper con su propia cotidianidad para aventurarse en un espacio que se “cree” conocido y que no nos corresponde. Y finalmente reflexiono que el primer obstáculo para relacionarme de una manera distinta con la ciudad, son los propios temores y esa piel de cemento no es tan trágica como la pintan y que ese dibujo que había construido inconscientemente día a día, merece otras aristas, nuevos vértices, muchos mas colores... al fin y al cabo todo es una cuestión de perspectiva” Andrés Felipe García- Participante
La Educación Experiencial se ha caracterizado porque sus acciones se desarrollan básicamente en el medio natural (al aire libre). Con CIUDAD ALTERNA Se pasa del “medio naturaleza al espacio urbano”, no obstante se mantienen los modelos y principios básicos del aprendizaje experiencial. El pasar del medio “naturaleza” a “la gran ciudad”, determina la diferencia de mayor peso de Ciudad Alterna frente a otras iniciativas pedagógicas que también están basadas en la experiencia. Esto lleva a cambiar y ha adaptar los contenidos y actividades de acuerdo con las condiciones dadas por el escenario. Entonces, si nuestro escenario actual es LA CIUDAD, merece que hablemos de ella, y tratemos de desvelar sus secretos.
LA CIUDAD Y LO URBANO
Para empezar a hablar sobre la Ciudad y todo lo que ella representa, es esencial iniciar por la diferenciación que se hace sobre lo Urbano y la Ciudad. Para Manuel Delgado, en su texto Ciudad Liquida, Ciudad Interrumpida, está muy clara la diferencia:
En una ciudad, vemos estructuras, articulaciones, instituciones, familias, iglesias, monumentos, centros, estaciones, palacios, mercados. En cambio, ninguna de esas cosas corresponde propiamente a lo urbano. La ciudad siempre está en la ciudad, mientras que lo urbano trasciende sus fronteras físicas, se ha generalizado y lo encuentra uno por doquier. (Delgado, 1999:9).
De lo urbano cabe decir que está en una constante estructuración, haciéndose y luego deshaciéndose, hilvanándose con materiales que son instantes, momentos, circunstancias, situaciones. Lo urbano es volátil, se va transformando como las imágenes de un calidoscopio, llenas de color, de caos, de vértigo, pero también imágenes llenas de vida, ricas en sensaciones y experiencias:
Lo urbano, al mismo tiempo que lugar de encuentro, convergencia de comunicaciones e informaciones, se convierte en lo que siempre fue: lugar de deseo, desequilibrio permanente, sede de la disolución de normalidad y presiones, momento de lo lúdico y lo imprevisible. (Lefebvre, 1974:16)
Se percibe así a lo urbano como un espacio vital, en donde sus protagonistas y actores están en constante movimiento, propiciando cambios, estructurando formas, llenando de sentido una y otra vez a la ciudad. Se podría decir entonces que son los urbanitas, quienes tienen siempre la última palabra acerca de cómo y en qué sentido moverse física e imaginariamente en la ciudad. Son ellos quienes deambulan por los laberintos citadinos, quienes padecen o disfrutan sus calles, su arquitectura. Y cuando se dice ellos, no hay exclusiones, acá cabe el mendigo, la universitaria, el inmigrante, el desplazado, el discapacitado, si, aquellos seres que desde unas condiciones particulares, desde su propia perspectiva, viven en sus múltiples dimensiones la ciudad. Porque lo urbano está determinado por esa heterogeneidad de formas de pensar, de decir, de hacer, al mismo tiempo que por la pluralidad de espacios. “En la esfera de lo urbano, sólo podría encontrar, evocando el texto de Deleuze sobre Nietzsche
`diferencias que producen diferencias`” (Lefebvre, 1974: 80)
Y estas diferencias son las moléculas que dan vida a la ciudad, que le permiten nombrarla como tal, que le dan ese poder de fascinación que ha llevado a millones de personas a habitarla, a muchos de ellos a soñarla (diferentes o idealizadas), a otros tantos a escribir sobre ella, a cantarles, pero todos al fin y al cabo, lanzados a la realización de un ejercicio de imaginación, que permite construir constantemente nuevos espacios, diferentes trayectos y porque no, que posibilita pensar un nuevo urbanita, un nuevo colectivo en el cual los lazos sociales que se crean allí, generen nuevas formas, formas más sanas de vivir con la diferencia, para poder enfrentarnos con el otro sin sentir el impulso de aniquilarlo. Y como lo dice Silva:
La ciudad también vive porque imagina, porque padece o porque bajo el agobio de tanta frustración o miedos reiterados, sus ciudadanos se encierran en casas-trincheras, ocultas en fantásticos laberintos y diagramas territoriales que cambian el medio ambiente y su percepción. O también vive, como igualmente se destacó, por la percepción de un nuevo color que hace que sus moradores salgan de paseo los domingos a recorrer sus vías en bicicleta y así ofrecer sus cuerpos a la ciudad. Y esto también cambia el ambiente visual y urbano y hace que en la ciudad crezca de nuevo la utopía de un mundo social compartido para deleite público. (Silva, 1992: 282)
Sin significar esto que se esté pensando o deseando un modelo de ciudad utópica, comprensible, tranquila, lisa, ordenada, dividida fácilmente por líneas y ejes naturales, accesible a todos y todas; mas bien una ciudad plenamente urbanizada se parecería a lo que Michel Focault llama una heterotopía (1999), es decir una ciudad caótica, pero autoorganizada, saturada de signos flotantes, ilegible, rebosante de una multitud anónima y plural. Caos, confusión, que mirados desde el agrupamiento en sociedad, son:
Estrategias, puntos de cruce, encuentros nodales, intersecciones que se actualizan bien en el transcurrir del relato, bien en el discurrir de los lugares, formando en el primero esas auténticas humanizaciones del tiempo que son los mitos de la colectividad y produciendo en la segunda esas formas de hábitat, del morar y del construir que son la materialización de la humanización del espacio. (Montoya, 1999:31).
La ciudad sólo realiza sus potencialidades si es accesible. Pero las áreas centrales lo son cada vez menos: dificultades de tránsito, inseguridad ciudadana. Al mismo tiempo, en las periferias crecen áreas segregadas en las que los habitantes, que además, padecen déficit cultural o de información, no pueden ejercer “las libertades urbanas” (Borja, 2000:17). Decididamente un programa en la Ciudad parece que está pensado para atender estructuras líquidas, ejes que organizan la vida social en torno suyo, pero que no son casi nunca instituciones estables, sino una pauta de instantes, ondas, situaciones, ritmos, confluencias, encontronazos, fluctuaciones. Lo que representa un mar de posibilidades en el descubrimiento de nuestras identidades fluctuantes y reflexivas de las que nos habla Anthony Giddens (1997), y es que la ciudad, con sus urbanitas, con sus transeúntes, nos lleva irremediablemente al paroxismo del espejo. En cada uno de sus movimientos, de sus avatares, están reflejados acaso mis temores, mis lastres, pero también mis deseos, mis afanes por ser “alguien” en una sociedad que constantemente te está pidiendo tu signo, tu identificación. Y ese lugar por excelencia de la ciudad, en donde nos podemos mirar a nosotros mismos como en un espejo, en donde se vive en su máxima expresión lo urbano, es la Calle.
LA CALLE
La calle es el lugar privilegiado de lo urbano, el espacio en donde todo fluye, se entrecruza, choca. En ella, los transeúntes deambulan, casi siempre agitados, casi siempre con la mente puesta en todas partes, menos en la misma ciudad. Transitando una calle nos damos cuenta de las miserias de la ciudad, de sus limitaciones, del nivel de desempleo, de la pobreza; pero también se desvela la creatividad de sus habitantes, sus vitrinas siempre coloridas, los atuendos de cada uno de los personajes que la transitan. Podría decirse que es una pasarela, en donde cada uno se viste para lograr su objetivo personal, es decir nos vestimos para la calle, nos vestimos para el otro que al igual que nosotros está en la calle. Nunca vamos solos por allí, siempre con nuestro cuerpo, con nuestro movimiento, con nuestra apariencia, estamos queriendo decir algo. Desde los punkeros, que con sus crestas y su color negro, logran que el resto de la gente les abra paso; el indigente que con su vestido mugre, con su olor característico se está protegiendo de nos-otros; hasta la señora que con su minifalda, espera una que otra mirada furtiva que le permita seguir soñando, o el señor que con sus pantalones bien aplanchados y su camisa almidonada, quiere lucir mejor que todos sus compañeros de esquina. Ya que como lo dice Delgado,
La calle es un terreno en que el desconocimiento mutuo domina y dónde los individuos confían en que su aspecto será suficiente para definirlos. El espacio existe por una vivencia y una percepción que son siempre corporales. (Delgado, 2000:1).
La calle es, por definición, un espacio mediúmico, en tanto sirve para todo tipo de transbordos y transmutaciones, en tanto en ella los mundos se sobreponen y se confunden, en tanto en ella uno puede ir saltando de universo en universo. No en vano Isaac Joseph (1988) describía el espacio público como el espacio de los sonámbulos y los insomnes: vacilaciones, excedentes de sociabilidad, restos de vigilia perpetua. En la calle, los choques, los encuentros y desencuentros, las miradas o las no miradas cobran valor en la metáfora del baile que nos propone Delgado, desde la cual podemos visualizar al bailarín-transeúnte, en una constante complicidad con el otro, sus gestos, sus cruces, sus movimientos, sus ritmos, son simplemente la danza que ofrecen al otro y así mismos día a día, un espectáculo en donde cada uno tiene el papel protagónico, en donde cada uno se la juega para salir triunfante. En esta danza se está jugando la vida, se está, con cada uno de los pasos, negociando el territorio, comunicando al otro cuales son nuestros deseos, cuales nuestros derechos, estamos marcando nuestros límites más infranqueables:
Los transeúntes imprevisibles, los peatones elaboran, entre el lugar del que parten y el lugar al que habrán de llegar, esos no-lugares por los que se escucha susurrar el murmullo de la sociedad, rumor infinito que producen al caminar los antihéroes anónimos que van y que vienen, que circulan desbordándose por los relieves que les son impuestos. (Delgado, 1999:14).
La calle y los demás espacios urbanos del tránsito son escenarios de las mas grandes paradojas, es la disponibilidad total del ser que transita, nadie es dueño de nada, todo está ahí para nadie, sin embargo cada uno quiere un espacio, quiere que le sea respetado su territorio, y en donde cada mirada puede ser tomada como una señal, como un mal presagio, como una invasión. La calle es el lugar del encuentro con el otro, allí todos caben, sin embargo, se hace uso de todo el arsenal defensivo, para que ese diferente no me toque, no me encuentre. Acá cada uno puede poner su ritmo, sin embargo, actúa la intolerancia cuando hay un obstáculo humano en la acera, un mendigo, un ventero, un discapacitado, algo o alguien que haga que se tenga que parar, disminuir la velocidad, cambiar de acera, o simplemente que genere una confrontación con el propio cuerpo. No sabemos qué es en sí lo que sucede en todo momento en la calle, pero de ella podemos decir, que de pronto cada uno de nosotros puede descubrirse en ella arrastrándose como un gusano, tanteando como un ciego o corriendo como un loco, viajero y nómada, espacio en el que velamos, combatimos, vencemos y somos vencidos,
“buscamos, entramos e inmediatamente volvemos a perder nuestro sitio, conocemos nuestras dichas más inauditas y nuestras mas fabulosas caídas, penetramos y somos penetrados, amamos…“(Delgado, 1999:144).
La calle, es la condensación vital de la ciudad, como lo plantea Melo Moreno (2001:18),
“[La calle] es un elemento que se abre como posibilidad a través del cual se lee la ciudad, dada su condición de “espacio público”, de espacio obligado, que vive todo habitante de la ciudad”.
El individuo urbano se hace en la Calle, éste es un espacio vital para la subjetivización, para, en el encuentro con el otro lograr adquirir una posición de sujeto competente. En los encuentros que ofrece lo urbano, en las negociaciones permanentes que debe realizar el individuo con los otros, se le
…otorga el papel de ser urbano de una ciudad, pasando tales convenios por una escenificación territorial. En donde su actuación o actuaciones van a corresponder a la misma teatralización que lleva implícita la vida de la ciudad, esto es, su condición de performativa, acogiéndose a los actos del lenguaje. (Silva1992:132).
Todo usuario del espacio público, “siempre es un iniciado, un neófito en un rito de pasaje” (Delgado 1999). Se podría decir que en la calle, no sólo yo es otro, sino que todo el mundo es, en efecto, otro: el espacio público, es el espacio de la alteridad generalizada. Una alteridad que igualmente nos da unos derechos y unas obligaciones. Lo que Lefebvre llama el derecho a la ciudad, el derecho a la ciudadanía, el derecho a la invisibilidad, a la protección que presta la indiferencia, el anonimato, es para él la ciudad productora de enormes diferencias, la única tabla de salvación para las individualidades, para los diferentes que quieren permearse en la ciudad junto a los otros. Por esto al permitirnos Des-cifrar la ciudad de la mano de otros, como propuesta esencial de CIUDAD ALTERNA, podemos adentrarnos en este fantasma urbano, en la forma como los otros viven y transitan la ciudad, sus obstáculos y privilegios, al tiempo que nos devuelven imágenes de nuestras formas, de nuestras identidades. La ciudad posibilita la individuación, la singularidad, al tiempo que registra su historia desde la posibilidad de compartir los imaginarios individuales y poderlos re-significar desde el dialogo y desde la reflexividad. En CIUDAD ALTERNA también se propone el intento de asumir la posición del otro como un paso en la construcción de lo personal y de lo social.
Marian Ríos